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Puerto Viejo en el Limbo Puerto Viejo se localiza 40 kilómetros al sur de Caldera. Inserto en el desierto costero de Tal Tal, es una bahía conformada por dos zonas: una menor que es una caleta de pescadores y otra mayor que es una toma de alrededor de 2000 casas. Un grupo reducido vive todo el año, pero principalmente es un lugar donde veranean y pasan sus fines de semana residentes de Copiapó y Caldera. Puerto Viejo es una toma de playa, la única en Chile, al menos de estas proporciones. Es literalmente una porción de costa que fue ocupada ilegalmente por un grupo de personas para veranear. Puerto Viejo es un lugar único. El contraste entre lo geográfico y lo construido conforma vistas espectaculares, una suerte de postal policromática deslavada por el sol. Tiene algo de los tonos y formas de las construcciones más elementales de los cerros de Valparaíso, y las primeras líneas de casas frente al mar evocan el imaginario del palafito ya que varias casas se montan en pilares, como pulpos erguidos, para evitar que se inunden con las crecidas. Todo esto contenido en una bahía con forma de estómago enmarcada por grandes acantilados. No hay pavimentos, todo se posa sobre la arena.
Puerto Viejo, superando su atractivo, tiene como realidad permanente el impacto negativo que ha generado la irrupción de la toma en el ecosistema. Por un lado está la basura, que socava la experiencia al recorrer las calles. Ya unos 20 km antes de llegar a la bahía se anuncia la presencia del asentamiento por las bolsas plásticas enganchadas en los cactus. Por otro lado, la razón de ser de Puerto Viejo es el agua, el mar es el eje de la vida, lo que sustenta a los pescadores y atrae al veraneante. Las condiciones insalubres que están generando las aguas servidas de todo el asentamiento complican el escenario de año en año, contaminando el mar y la napa subterránea; a lo sumo hay pozos negros, el resto es infiltración no planificada de los desechos. El buen funcionamiento del balneario depende en estricto rigor del entusiasmo de cada veraneante. Lo informal en este caso no funciona. Puerto Viejo y su situación presentan en paralelo una posibilidad enorme y un inconveniente. Por un lado está el escenario de que se convierta en un mejor balneario y en un referente turístico. Sumado a su particular morfología, la playa es excelente y el humedal colindante que se forma en la desembocadura del río Copiapó tiene valor natural y visual enorme, además, hay dos nuevos caminos que llegan a Puerto Viejo y generan una nueva situación de conectividad. Por otro lado, si el estado a través del municipio u otra entidad oficial invierte en el mejoramiento de Puerto Viejo pueden dar la señal equivocada, e incentivar a otros grupos a tomarse otras playas del país.
Más allá de los aspectos legales, Puerto Viejo es un lugar que debe adquirir conciencia de su privilegio y problema, que los habitantes se organicen para borrar las huellas que dejan cada verano; lograr un desorden sustentable y pasar de las buenas intenciones a la acción para salir del limbo. Daniel Talesnik |
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