EQUIPO IIO REVISTAS ENTREVISTAS ARTICULOS OBRAS EVENTOS BUSCAR PUBLICA EN IIO LINKS CONTACTO |
1 Ciudad Valle Central es una idea de futuro formulada en 2001 por la Universidad de Talca para pueblos y ciudades del Valle Central de Chile, que consideraba la renovada carretera 2 La Obra de Título corresponde a la modalidad de titulación que la Escuela Bibliografía: |
De Política y Proyectos 1. Parecía un día de fiesta. Estaban el Ministro de Obras Públicas, el presidente de EFE, los senadores, diputados e intendentes de las regiones Sexta, Séptima y Octava, además de los alcaldes de todas las comunas correspondientes a esas tres regiones. Una convocatoria exitosa por donde se la viera. El proyecto Ciudad Valle Central1 partía con los mejores augurios: los políticos, los siempre ocupados políticos, estaban todos ahí conociendo y compartiendo la propuesta. Pero finalmente nada pasó. El proyecto se diluyó entre los problemas urgentes y la inexperiencia, entre las llamadas en espera y los tiempos políticos, esos que cierran un ciclo y ponen término a la validez de los interlocutores. 2. Nunca ha estado claro si aquello del “lugar de encuentro” se refiere a un lugar de la ciudad donde comúnmente las personas quedan de juntarse, donde se da de manera constante la casualidad de que las personas se encuentren, o si se refiere a un espacio de proporciones mayores donde el colectivo urbano alcanza su condición cívica. Como sea interesa reparar en que aquel socorrido “lugar de encuentro” es un aporte de la cultura de los arquitectos al desarrollo de una sociedad integrada. Cabe entonces preguntarse si los arquitectos aún proyectamos lugares de encuentro o si aquel espacio que tan fuertemente conecta a la profesión con un proyecto de sociedad, está hoy por hoy circunscrito al ámbito de las escuela de arquitectura. Por lo mismo, cabe también preguntarse por la necesidad de incorporar el “lugar de desencuentro” al imaginario de la profesión, ya no como un recurso proyectual sino como un espacio existencial, como una “… pista de jockey sobre hielo del tamaño de la provincia de Atacama en donde los jugadores nunca veían a un jugador contrario y muy de vez en cuando a un jugador de su mismo equipo” (Bolaño 2005). Dicho espacio no sólo es aplicable a cómo transcurre la vida en los nuevos barrios de nuestras ciudades sino, también, a ese espacio en el que se adentra un arquitecto que intenta proyectar esa especie de vocación social que alguna vez sus profesores le celebraron o al que se llega simplemente escapando de aquel fatal “pero si ustedes siempre fueron cortesanos” que cierra una conversación acerca de la falta de peso que en la sociedad actual tiene la profesión de arquitecto. 3. Existiendo un consenso nacional respecto a que la desigualdad social es el problema de país al cual por su trascendencia es necesario abocarse, conviene revisar aquello de que aparentemente se trata de un problema que poco y nada tiene que ver con la tradición de la profesión de arquitecto, pues, aunque complejo, el proyecto de vincular ambas situaciones resulta éticamente ineludible. Así, incluir el quehacer del arquitecto en el ámbito del desarrollo parece ser el nuevo problema, y la solución parece estar en una revisión de lo que significa el proyecto como sino de la profesión, cuestionar la idea de que ese sino se asocia únicamente a la proyectación de edificios, para, desde ahí, incrementar los ámbitos de desempeño pertinente en un medio laboral sobre-ofertado y en cambio constante. Cabe entonces insistir en el proyecto, pero en el proyecto, según lo plantea Ascher, como un analizador y una herramienta de negociación y no como un designio acompañado de un diseño; como una herramienta cuya elaboración, expresión, desarrollo y ejecución, muestra las posibilidades que imponen la sociedad, los actores enfrentados, los lugares, las circunstancias y los acontecimientos (Ascher 2004). 4. (En tiempos del gobierno militar solíamos provocar al decano designado de la época con el vocablo urbanita para referirnos a los que habitan la ciudad pues el vocablo ciudadano, de uso común hoy en día, está por definición reservado a aquellos que pueden elegir a sus gobernantes). 5. La necesidad de conseguir financiamiento para la construcción de una Obra de Título2 se resuelve cuando el respectivo proyecto logra concitar el interés público. Sólo entonces surgen los aportes de la comunidad, de la municipalidad y de los pequeños empresarios cuyas empresas se ubican cercanas al lugar de proyecto. El titulante entonces se constituye en el articulador de las aspiraciones de una comunidad hasta dejarlas plasmadas en la obra construida, en tanto, las obras de titulación van conformando una delicada filigrana de renovación y valoración de la profesión en el territorio. 6. Finalmente cabe comparar los resultados del proyecto Ciudad Valle Central con el proyecto Obra de Titulación, porque, mal que mal, ambas pretenden lo mismo: incidir positivamente en el desarrollo de un territorio para mejorar las condiciones de vida de las personas que ahí habitan. Los resultados sin embargo son opuestos: de Ciudad Valle Central nunca más se supo en tanto que las obras de titulación han logrado generar su propio espacio a partir de la aprobación de las personas que por ellos se ven favorecidas, aprobación que logra alinear a autoridades, políticos y empresarios, tanto con el proyecto en general como con cada una de las obras que lo componen. 7. Nada más sea para insistir en la no-linealidad de la reflexión, cabe citar a Palahniuk cuando dice algo así como que hay personas que están determinadas por un afán épico que los lleva a dejar para última hora aquello que bien podrían resolver mediante un trabajo sistemático dedicándole algo de tiempo cada día, sin embargo, el dejarlo para último minuto y resolverlo mediante largas horas de acelerado y agotador trabajo les confiere finalmente la condición de héroes que tanto necesitan para entenderse en el mundo (Palahniuk 2007), observación que, poco más poco menos, bien se puede aplicar al ámbito de formación y la profesión de arquitecto en Chile. Juan Román |
Desarrollo Sostenible Editorial Nicolás Valenzuela |